“El Boliche de Alberto”, la tradicional parrilla de Bariloche, abre sus puertas para clientes y franquiciados
Posee una trayectoria de más de 40 años, tres sucursales propias, dos franquicias nacionales y una internacional. Una parrilla que tiene una conexión emocional muy particular. Te contamos su historia en esta nota.

La parrilla es más que una simple forma de cocinar en Argentina, es un ritual social donde amigos y familiares se reúnen alrededor del fuego para disfrutar de las deliciosas carnes asadas. El Boliche nació con este espíritu de sobremesa familiar.
Alberto Pérez -su fundador- arrancó “muy caseramente” hace más de 40 años en la ciudad de San Carlos de Bariloche con una parrilla chiquita, seis mesas y toda la fuerza de un joven emprendedor soñador. Alberto soñaba en grande: tenía desafíos y la voluntad de trabajar duro para lograr lo que deseaba.
Hoy el boliche que lleva su nombre se encuentra muy bien posicionado y es muy reconocido tanto nacional como internacionalmente; está situado en Bariloche y cuenta con una clientela local de distintas edades que se va renovando constantemente. Poseen 3 sucursales propias, dos exclusivas de carne y uno de pastas y una trayectoria de más de 40 años.
Tienen dos franquicias nacionales en la ciudad de Neuquén y una internacional en el Frutillar, en el sur de Chile.

El diferencial de la marca
Desde un comienzo Alberto Pérez y su esposa Susana Llofriu crearon un método de atención personalizado donde el parrillero toma el pedido. “Ofrecemos un sistema de parrilla diferente al convencional, se interactúa con los clientes según el gusto de cocción de cada uno, luego se asa la carne y el parrillero la lleva a la mesa personalmente, evitando así los intermediarios y de este modo el producto llega al gusto del comensal”, explica Juan Gallo de El Boliche de Alberto.
Lo más destacado del restaurante son: la atención, la calidad de los productos y la parrilla a la vista, ya que se puede apreciar el momento del proceso, del preparado de sus carnes y achuras. Por lo que apuntan a un inversor que valore la trayectoria de 40 años: un franquiciado que sea operador, que esté en el negocio y que lo disfrute.
Decidieron activar la comercialización de franquicias nuevamente porque fue un deseo de Alberto y de la familia: el crecimiento y la expansión de la marca. También por pedido de los mismos clientes que los visitaban desde Argentina y de todo el mundo.

En 2024 proyectan la apertura de 2 a 3 franquicias más de la marca
El Boliche de Alberto lleva 43 años y ha sufrido obviamente altas y bajas como pyme (la erupción del volcán, un incendio, entre otras), sucesos que los llevaron a un gran aprendizaje y a una adaptación del momento.
“Estaba al frente de la parrilla, luego iba corriendo a la cocina, freía las papas fritas y las milanesas, volvía a la parrilla…es ahí donde tenés que demostrar quien sos y cuánto podés hacer”, contaba Alberto en un video, relataba todo su andar cuando recién comenzaba el negocio.
“El Boliche de Alberto es nuestra casa y queremos que así sea para los franquiciados”, dice Juan Gallo siguiendo la esencia de su fundador. Alberto solo supo seguir un plan: trabajar, trabajar, trabajar; estar con la familia en el negocio constantemente, rodearse de buena gente y soñar en grande.
por Karina Longo